La comprendo perfectamente, amiga hexápoda. Pero así estamos hechos los humanos, las microalgas y los insectos (según veo). Cuando estamos en medio de la turbulencia, queremos calma. Cuando estamos en medio de la calma, echamos de menos el torbellino.
Ahora que, como Usted, estoy en calma (a pesar de no tener pareja ni visos de ello), y ahora que todo (lo demás) me va bastante bien, creo que debo hacer un esfuerzo para darme cuenta de que no me duelen las muelas, que veo más o menos bien por los dos ojos y que no tengo lesiones importantes en las articulaciones. No siempre va a ser así, de modo que aprovechemos la cosa. Sin tener que andar dándole gracias a un Dios que se ocupa tanto de nosotros como yo de la población de hormigas blancas en Birmania oriental.
Disfrute, Insecto Palo, y grabe estos momentos presuntamente anodinos en su memoria. Así podrá hacerse Usted sangre recordándolos cuando arrecie el temporal (porque la vida es un concurso de salto de altura: siempre acaba con un nulo) (y a tomar por ****).
Ejjem.
Hoy me he levantado nihilista. Mañana haré croquetas, para reconciliarme con el mundo. No llegó Usted a probar mis corquetas, ¿no es cierto?
Imperdonable. Tch.
|